Bismilahi Rahmani Rahim

Atestiguo que no hay nada salvo Dios y atestiguo que Muhammad (sallalahu alayhi wa sallam) es Su Servidor y Mensajero.

martes, 8 de junio de 2010

Vicente Aleixandre "El cuerpo y el alma"

Pero es más triste todavía, mucho más triste.
Triste como la rama que deja caer su fruto para nadie.
Más triste, más. Como ese vaho
que de la tierra exhala depués la pulpa muerta.
Como esa mano que del cuerpo tendido
se eleva y quiere solamente acariciar las luces,
la sonrisa doliente, la noche aterciopelada y muda.
Luz de la noche sobre el cuerpo tendido sin alma.
Alma fuera, alma fuera del cuerpo, planeando
tan delicadamente sobre la triste forma abandonada.
Alma de niebla dulce, suspendida
sobre su ayer amante, cuerpo inerme
que pálido se enfría con las nocturnas horas
y queda quito, solo, dulcemente vacío.

Alma de amor que vela y se separa
vacilando, y al fin se aleja tiernamente fría.

Alí Al Haded "Palabras de un poeta"

Eleva tu espíritu sutil hasta lo más recóndito del cielo,
y antes que el sueño terminal agote vuestra carne,
bebe del licor de los odres más añejos.

Siente el atardecer en el banco de una plaza,
y el aroma de un beso de mujer,
como legado del destino.

Sirve a la causa de tu honor,
y retruca a los relámpagos.

Ríe a carcajada con los gnomos,
y ruge tu bondad que es don divino.

Intuye el porvenir y ordena vuestra hacienda,
dejando tu heredad a los esclavos del arado.

Visita a tus amigos en el templo,
y a vuestros enemigos déjalos morar en su calvario.

Toma tu precio y no derroches sacrificios,
Invierte tus talentos en semillas que puedas cultivar.

¡No pidas si no sabes dar!,
¡no juzgues sin antes juzgar tu panza!

¡Que vuestra vida sea el evangelio de los pobres!

Siente el latido de vuestro corazón,
y devuelve al cielo tu mirada.

Eleva tu espíritu sutil hasta lo más recóndito del cielo,
y antes que el sueño terminal agote vuestra carne,
bebe del licor de los odres más añejos.

Siente el atardecer en el banco de una plaza,
y el aroma de un beso de mujer,
como legado del destino.

Sirve a la causa de tu honor,
y retruca a los relámpagos.

¡Vivirás eternamente en el corazón de los humildes!