Bismilahi Rahmani Rahim

Atestiguo que no hay nada salvo Dios y atestiguo que Muhammad (sallalahu alayhi wa sallam) es Su Servidor y Mensajero.

jueves, 10 de enero de 2013

Mawlana Sheikh Nazim

Cuando alguien es generoso o amable con vosotros, debéis recordar que fue vuestro Señor que lo envió a él con ese favor, y debéis agradecer a vuestro Señor. Pero al mismo tiempo vosotros diréis: "Gracias" a esa persona, ya que sin dar las gracias al portador de esa bendición, vuestro agradecimiento a su origen no estará completo. Por lo tanto, el Santo Profeta (s.w.s) dijo:

"El que no agradece a la gente, no agradece a Dios".

Nuestro Profeta (s.w.s.) nos aconseja fuertemente que no deberíamos permitir que nuestra visión de la unidad nos distraiga de perfeccionar nuestro comportamiento con nuestro prójimo. Pero vosotros sabéis que es vuestro Señor que lo envió, y no os olvidaréis de eso, bajo ninguna circunstancia. Y cuando veáis que Ahmed os ha llenado vuestras manos de oro, debéis decirle: "¡Oh Sheikh Ahmed, te agradezco tanto!Primero gracias a tu Señor, que te envió con favores para mí, y gracias a ti por tu fiel entrega de aquello que te fue encomendado". [...]

Sólo El envió a ese hombre a robaros, porque el Creador de toda acción es sólo Uno: Dios Todopoderoso.
Pero como no es posible para toda la gente aspirar a este alto nivel de fe, en el que la Mano de Dios es vista detrás de cada evento, en un verso del Santo Corán Dios Todopoderoso perdona "una vida por una vida" en caso de asesinato, y continua llamado a aquellos que son capaces de "poner la otra mejilla". [...]

Finalmente el verso llama a aquellos que están buscando el más alto nivel de fe y unidad de visión, a perdonar diciendo:
"Y aquel que perdona y promueve la comprensión, su recompensa sólo incumbe a su Señor"

Lo que Dios está diciendo a los buscadores de la verdad absoluta es: "Ahora perdónenlo, porque Yo lo envié a realizar esa acción". Entonces vosotros comprenderéis que en realidad, no hay cuestión de culpabilidad ni necesidad de venganza.





Mawlana Sheikh Nazim - Sol Naciente, El Despertar de la Esencia (pág 11-12)